Natalia cuelga el teléfono, desde el domingo hasta hoy ha hablado en comparación más que en los dos últimos meses.
Lo deja suavemente en su sitio está muy cansada y decepcionada. Siente que después de todos estos años solamente hay mentiras a su alrededor. Se siente confundida, no sabe a quien creer pues cada una tiene su versión.
Parece mentira que después de tanto tiempo pasen cosas como estas, cosas que demuestran que realmente lo que nos une no es la sincera amistad, sino la rutina de quien se ha cansado o de que no le interesa que sigamos bien sino que tiene otros intereses.
Y por eso Natalia se queda desilusionada porque ella siempre espera tener esa complicidad, esa confianza para contarle a sus amigas cualquier cosa que le pase, pero cada día esa confianza se torna en desconfianza y resquemor incluso temor y miedo de contarles los problemas que tiene.
Porque como ha podido comprobar en alguna ocasión, esos problemas han sido objeto de otras conversaciones con otras personas que no tendrían porque enterarse de nada.
Se ha cansado de tener que hablar y hablar sin que la escuchen, sin que le pongan atención, sin que le hagan caso.
Se ha cansado de quedar y tener que estar esperando hasta tres cuartos de hora algunas veces.
Se ha cansado de quedar para ir a comprar un regalo y que la llamen diciendo que ya no hace falta porque ya lo han comprado, eso si cinco o diez minutos antes de la hora que habían quedado.
Se ha cansado de quedar a una hora y luego como ha cambiado de parecer pues ya no se sale.
Se ha cansado de "voy a tu casa luego" y no aparecer.
Se ha cansado de dar su opinión y que los demás hagan lo que quieran con ella.
Se ha cansado de los cotilleos, de estar siempre hablando de los demás.
Se ha cansado de la falsedad, del cuanto te quiero para luego darte una patada.
Se ha cansado de que siempre tenga que esperar a los que por norma llegan tarde y que luego sea a ella a la que le cuelgan el muerto.
Por eso se va cansando de no poder ser ella misma para hablar con libertad, porque si lo hace encima se encaran con ella, y eso hace que cada día tenga menos ganas de verlas.
Natalia se sienta en su ordenador y empieza a escribir, le sirve de terapia y la hace sentirse muy bien.
Natalia así es feliz.
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